Tras el éxito cosechado con la primera entrega de este didáctico
manual, que ha ocupado la primera plana de los diarios más importantes del país
y parte del extranjero, prosigo con estos pensamientos en voz alta. Eso sí, si
no has leído la primera parte, te aconsejo que lo hagas antes de seguir
adelante, pues la complejidad de lo que viene es tal que sin una preparación
previa podrías perderte.
No sé si es preciso que lo diga, pero lo que aquí incluyo guarda
relación con el modo en que yo veo las cosas, y es seguro que habrá cientos de
visiones diferentes, tantas como autores puede haber sobre la faz de la tierra.
Por ejemplo, el otro día creo que vi en algún pseudo-manual del tipo de éste,
que escribir una novela NO consistía en contar historias. ¡Vaya por Dios, pero
si es todo lo contrario a lo que yo pienso! Tampoco leí más. Quizás luego el
autor de esa frase decía algo como: “escribir una novela no consiste sólo en eso,
sino en la creación de todo un universo en el que el lector pueda sumergirse y…”.
En fin, no creo que nadie tenga la verdad absoluta, y lo bueno de Internet es
que nos permite conocer puntos de vista de lo más diverso, en ocasiones
contrapuestos, que pueden ayudarnos a forjarnos nuestra propia opinión y sistemática
a la hora de afrontar la creación literaria.
Para mí, toda novela parte de una idea inicial, que tras un
desarrollo que puede resultar más o menos complejo, acaba configurando una
historia básica. Pondré algunos ejemplos, pues suelen ayudar a clarificar las
cosas, y de paso me sirven para hablar de algunas de mis obras.
En el caso de “El tercer final”, la idea de partida fue
escribir algo que guardase relación con la batalla de Munda, la última en la
que intervino Julio César. Quien haya leído la novela, sabrá que existe toda
una historia en paralelo a los hechos históricos, que tiene a la familia de un
viejo arquitecto militar como hilo conductor, pero todo esto vino después,
cuando hube de pensar en el mejor modo de crear algo en torno a la batalla
mencionada. Desde luego, no quería limitarme a relatar los hechos bélicos, sino
convertir estos en el marco de una historia ficticia creada por mí, pero que
fuese verosímil.
Otro ejemplo: en “Enarmonía”, la idea de partida fue una
partitura que en cierto modo puede decirse que estaba “maldita”. Es evidente
que esto no es una historia, sino un punto de partida a partir del cual
crearla.
En una de las novelas que tengo ahora en mente (y que ya he
comenzado, aunque está provisionalmente aparcada), mi idea de partida ha sido simplemente que quería una historia
protagonizada por la administradora de un blog literario. A partir de ahí he
comenzado a tirar del hilo hasta crear una historia con tintes de ciencia
ficción, que en un primer momento no estaba en mi mente.
Así pues, la idea es lo fundamental para comenzar, y esta
puede surgir en cualquier situación, en cualquier momento. En nosotros está
saber reconocerla, y tener el modo de retenerla, bien en nuestra mente, o anotándola
en un Kleenex.
Yo tengo una carpeta en el ordenador exclusiva para estas
ideas, muchas de las cuales llevan años ahí, esperando ser desarrolladas. Puede
que lo que en su día nos pareció brillante, tiempo después nos resulte
aburrido, o falto de interés, o puede darse el caso opuesto. Además, como
organismos vivos que somos, estamos sometidos al cambio continuo, y nuestros
esquemas mentales, el modo en que entendemos el mundo, cambian con nosotros. Del
mismo modo que vamos cambiando de hábitos con la edad, y no solemos vestirnos del
mismo modo, ni nos gustan las mismas cosas, puede que una idea que ha estado
una década aguardando el momento de ser convertida en una historia, requiera
que alcancemos cierta madurez para ser atendida, o finalmente desestimada.
Las ideas se presentan por sí solas en muchas ocasiones. A
veces vemos algo por la calle que llama nuestra atención y nos inspira, o puede
que queramos dedicar un rato a pensar (esto a menudo no conduce a nada, aparte
de un dolor de cabeza).
Al final hay que escribir sobre algo, y si ese algo parte de
una buena idea, es posible que la obra acabe resultando legible. Pura lógica
aplicada a la literatura.
Y hasta aquí esta fabulosa segunda entrega de tu manual de
cabecera. Recuerda que todo lo anterior puede estar completamente equivocado,
conduciéndote al fracaso y la frustración más absoluta.
Un consejo: no tomes a
nadie como modelo. Lee mucho, investiga, y haz lo que mejor se amolde a tu modo
de entender la escritura. Todos somos diferentes.
Desde aquí lanzo una amenaza al mundo: volveré con una tercera entrega de "Cómo escribir una novela".
Es tan cierto lo que dices, nadie tiene la verdad absoluta. Yo he escrito tres novelas que esperan pacientemente a que alguien quiera publicarlas y te cuento mi experiencia. Jamás tuve la intención de publicar, pero al parecer salieron algo buenas y me incentivaron a ello. En Argentina, en Córdoba específicamente, no es fácil, no sólo es caro sino que muy pocas editoriales promueven a escritores novatos. Y en cuanto a mi experiencia sucede que comienzo a escribir y en la segunda hoja la novela se apropia de mí y sale como a ella le pinta, a veces me sorprendo con lo que escribo. No sé si es bueno o es malo, pero así sucede. Sigo con atención tus consejos y aplaudo tu iniciativa. Espero las próximas entregas. Saludos y felicitaciones nuevamente.
ResponderEliminarSí, nadie tiene la verdad absoluta, ¡ni siquiera yo!, por extraño que pueda parecer.
ResponderEliminarA mí también me pasa eso de que la novela cobra vida propia, y terminas escribiendo líneas que no habías planeado, o que se sale del esquema que habías concebido.
A este respecto te invito a leer esta entrada del blog:
http://jjtapia.blogspot.com.es/2011/11/historias-con-vida-propia.html
Estoy seguro de que hay novelas muy buenas que están esperando esa pizca de suerte, o ese empujón que se necesita para ser publicadas. De todos modos, a veces con la publicación no basta, pues hay tanta oferta al alcance del lector, que conseguir que quiera acercarse hasta una obra concreta resulta igualmente complicado.
Frente a esto sólo nos queda armarnos de paciencia y no perder la esperanza.
Muchas gracias por pasarte por aquí. Te deseo mucho éxito con tus escritos.
Termino de leer el bolg que me has recomendado. Muy bueno y traduce a la perfección lo que te he comentado. Te sigo porque aprendo, tu lenguaje es tan claro que tienta a seguir escribiendo, sumado a que lo que he leído me parece muy interesante y demuestra que en este arte eres un experto. Gracias.
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