lunes, 8 de julio de 2013

Cómo escribir una novela (II)



Tras el éxito cosechado con la primera entrega de este didáctico manual, que ha ocupado la primera plana de los diarios más importantes del país y parte del extranjero, prosigo con estos pensamientos en voz alta. Eso sí, si no has leído la primera parte, te aconsejo que lo hagas antes de seguir adelante, pues la complejidad de lo que viene es tal que sin una preparación previa podrías perderte.

No sé si es preciso que lo diga, pero lo que aquí incluyo guarda relación con el modo en que yo veo las cosas, y es seguro que habrá cientos de visiones diferentes, tantas como autores puede haber sobre la faz de la tierra. Por ejemplo, el otro día creo que vi en algún pseudo-manual del tipo de éste, que escribir una novela NO consistía en contar historias. ¡Vaya por Dios, pero si es todo lo contrario a lo que yo pienso! Tampoco leí más. Quizás luego el autor de esa frase decía algo como: “escribir una novela no consiste sólo en eso, sino en la creación de todo un universo en el que el lector pueda sumergirse y…”. En fin, no creo que nadie tenga la verdad absoluta, y lo bueno de Internet es que nos permite conocer puntos de vista de lo más diverso, en ocasiones contrapuestos, que pueden ayudarnos a forjarnos nuestra propia opinión y sistemática a la hora de afrontar la creación literaria.

Para mí, toda novela parte de una idea inicial, que tras un desarrollo que puede resultar más o menos complejo, acaba configurando una historia básica. Pondré algunos ejemplos, pues suelen ayudar a clarificar las cosas, y de paso me sirven para hablar de algunas de mis obras.

En el caso de “El tercer final”, la idea de partida fue escribir algo que guardase relación con la batalla de Munda, la última en la que intervino Julio César. Quien haya leído la novela, sabrá que existe toda una historia en paralelo a los hechos históricos, que tiene a la familia de un viejo arquitecto militar como hilo conductor, pero todo esto vino después, cuando hube de pensar en el mejor modo de crear algo en torno a la batalla mencionada. Desde luego, no quería limitarme a relatar los hechos bélicos, sino convertir estos en el marco de una historia ficticia creada por mí, pero que fuese verosímil.

Otro ejemplo: en “Enarmonía”, la idea de partida fue una partitura que en cierto modo puede decirse que estaba “maldita”. Es evidente que esto no es una historia, sino un punto de partida a partir del cual crearla.

En una de las novelas que tengo ahora en mente (y que ya he comenzado, aunque está provisionalmente aparcada), mi idea de partida ha sido simplemente que quería una historia protagonizada por la administradora de un blog literario. A partir de ahí he comenzado a tirar del hilo hasta crear una historia con tintes de ciencia ficción, que en un primer momento no estaba en mi mente.

Así pues, la idea es lo fundamental para comenzar, y esta puede surgir en cualquier situación, en cualquier momento. En nosotros está saber reconocerla, y tener el modo de retenerla, bien en nuestra mente, o anotándola en un Kleenex.

Yo tengo una carpeta en el ordenador exclusiva para estas ideas, muchas de las cuales llevan años ahí, esperando ser desarrolladas. Puede que lo que en su día nos pareció brillante, tiempo después nos resulte aburrido, o falto de interés, o puede darse el caso opuesto. Además, como organismos vivos que somos, estamos sometidos al cambio continuo, y nuestros esquemas mentales, el modo en que entendemos el mundo, cambian con nosotros. Del mismo modo que vamos cambiando de hábitos con la edad, y no solemos vestirnos del mismo modo, ni nos gustan las mismas cosas, puede que una idea que ha estado una década aguardando el momento de ser convertida en una historia, requiera que alcancemos cierta madurez para ser atendida, o finalmente desestimada.

Las ideas se presentan por sí solas en muchas ocasiones. A veces vemos algo por la calle que llama nuestra atención y nos inspira, o puede que queramos dedicar un rato a pensar (esto a menudo no conduce a nada, aparte de un dolor de cabeza).

Al final hay que escribir sobre algo, y si ese algo parte de una buena idea, es posible que la obra acabe resultando legible. Pura lógica aplicada a la literatura.

Y hasta aquí esta fabulosa segunda entrega de tu manual de cabecera. Recuerda que todo lo anterior puede estar completamente equivocado, conduciéndote al fracaso y la frustración más absoluta.
Un consejo: no tomes a nadie como modelo. Lee mucho, investiga, y haz lo que mejor se amolde a tu modo de entender la escritura. Todos somos diferentes.

Desde aquí lanzo una amenaza al mundo: volveré con una tercera entrega de "Cómo escribir una novela".

3 comentarios:

  1. Es tan cierto lo que dices, nadie tiene la verdad absoluta. Yo he escrito tres novelas que esperan pacientemente a que alguien quiera publicarlas y te cuento mi experiencia. Jamás tuve la intención de publicar, pero al parecer salieron algo buenas y me incentivaron a ello. En Argentina, en Córdoba específicamente, no es fácil, no sólo es caro sino que muy pocas editoriales promueven a escritores novatos. Y en cuanto a mi experiencia sucede que comienzo a escribir y en la segunda hoja la novela se apropia de mí y sale como a ella le pinta, a veces me sorprendo con lo que escribo. No sé si es bueno o es malo, pero así sucede. Sigo con atención tus consejos y aplaudo tu iniciativa. Espero las próximas entregas. Saludos y felicitaciones nuevamente.

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  2. Sí, nadie tiene la verdad absoluta, ¡ni siquiera yo!, por extraño que pueda parecer.
    A mí también me pasa eso de que la novela cobra vida propia, y terminas escribiendo líneas que no habías planeado, o que se sale del esquema que habías concebido.
    A este respecto te invito a leer esta entrada del blog:
    http://jjtapia.blogspot.com.es/2011/11/historias-con-vida-propia.html

    Estoy seguro de que hay novelas muy buenas que están esperando esa pizca de suerte, o ese empujón que se necesita para ser publicadas. De todos modos, a veces con la publicación no basta, pues hay tanta oferta al alcance del lector, que conseguir que quiera acercarse hasta una obra concreta resulta igualmente complicado.
    Frente a esto sólo nos queda armarnos de paciencia y no perder la esperanza.
    Muchas gracias por pasarte por aquí. Te deseo mucho éxito con tus escritos.

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  3. Termino de leer el bolg que me has recomendado. Muy bueno y traduce a la perfección lo que te he comentado. Te sigo porque aprendo, tu lenguaje es tan claro que tienta a seguir escribiendo, sumado a que lo que he leído me parece muy interesante y demuestra que en este arte eres un experto. Gracias.

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Gracias por tus pensamientos



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